Desarrollan un simple análisis de sangre que predice si reaparecerá el cáncer de piel más mortal: así lo confirma un estudio con casi 600 pacientes

Un análisis de sangre logra anticipar con sorprendente precisión el regreso del melanoma, el cáncer de piel más letal, incluso meses antes de que las pruebas por imagen revelen cualquier señal.
Descifran el mensaje oculto del ADN en sangre que predice el regreso del cáncer más letal de piel Descifran el mensaje oculto del ADN en sangre que predice el regreso del cáncer más letal de piel
Descifran el mensaje oculto del ADN en sangre que predice el regreso del cáncer más letal de piel. Foto: Istock/Christian Pérez

Durante décadas, el diagnóstico y seguimiento del cáncer han dependido de herramientas visibles: biopsias, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas. Sin embargo, en la silenciosa corriente de nuestra sangre, se esconde un nuevo aliado que promete revolucionar la forma en la que identificamos el regreso del cáncer más letal de piel: el melanoma. Un simple análisis de sangre podría anticiparse meses al diagnóstico por imagen, revelando si un paciente está en riesgo real de sufrir una recaída incluso antes de que los síntomas o las máquinas den la voz de alarma.

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Este avance se basa en la detección del llamado ADN tumoral circulante, fragmentos genéticos que desprenden las células cancerosas al morir y que viajan por el torrente sanguíneo. En lugar de buscar tumores con imágenes, esta técnica busca la firma genética de la enfermedad, como si fuese una huella digital microscópica. Y lo más sorprendente: cuando se detecta, el pronóstico es casi infalible.

Un tipo de cáncer que ataca desde las sombras

El melanoma representa solo una fracción de todos los tipos de cáncer de piel, pero es el responsable de la mayoría de las muertes. Su peligro radica en su capacidad para propagarse rápidamente a otros órganos, incluso después de haber sido extirpado mediante cirugía. En pacientes con melanoma en estadio III —cuando el cáncer ya ha llegado a los ganglios linfáticos cercanos—, la amenaza de que reaparezca es elevada, aunque las pruebas convencionales no detecten nada.

Ahí es donde entra en juego este nuevo test sanguíneo. Con una sola muestra, los médicos pueden buscar fragmentos de ADN tumoral que revelan si quedan células malignas en el cuerpo, invisibles a los ojos del TAC más moderno. Y los resultados son impactantes: si se detecta este ADN tumoral tras la cirugía, el 100% de los pacientes recaen. Ninguno se salva.

Una herramienta que podría cambiar el tratamiento

Tradicionalmente, tras extirpar un melanoma avanzado, los pacientes son sometidos a terapias para evitar su regreso. Pero estas terapias pueden ser intensas y con efectos secundarios importantes. Si se pudiera distinguir qué pacientes necesitan un tratamiento más agresivo y quiénes pueden evitarlo, el beneficio sería doble: menos sufrimiento y tratamientos más eficientes.

El análisis de ADN tumoral cumple precisamente esta función. Quienes presentan niveles elevados de estos fragmentos genéticos tras la cirugía tienen más riesgo de recaer rápidamente. Al contrario, quienes no muestran señales de ADN tumoral tienen una mayor probabilidad de mantenerse libres de la enfermedad… aunque no es garantía total. En estos últimos, la recaída ocurre en un 29% de los casos.

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Por eso, los expertos consideran que esta herramienta no sustituye a los escáneres ni a los seguimientos tradicionales, pero sí los complementa con un nivel de precisión desconocido hasta ahora. Imagina tener una alerta temprana biológica que te avise de que algo va mal incluso antes de que haya un tumor visible.

Detección precoz y decisión clínica

Los estudios más recientes, desarrollados a partir de casi 600 pacientes de un ensayo clínico internacional, han demostrado que este test puede aplicarse de forma regular para monitorizar la evolución del cáncer. Los análisis realizados a los tres, seis, nueve y doce meses después del tratamiento permiten observar si los niveles de ADN tumoral se mantienen, aumentan o desaparecen.

Cuando estos niveles suben, el riesgo de recaída se multiplica. Y si aparecen después de varios meses con resultados negativos, es una clara señal de que el cáncer ha reaparecido. Esta ventana de tiempo es crítica: cuanto antes se actúe, mayores serán las probabilidades de éxito. De ahí que esta tecnología esté despertando un entusiasmo contenido pero firme entre los especialistas en oncología.

Además, permite tomar decisiones más personalizadas. Si un paciente muestra ADN tumoral, se puede considerar la combinación de varios medicamentos en lugar de uno solo, o la realización de pruebas de imagen más precisas para buscar posibles micrometástasis escondidas.

A diferencia de otros métodos que examinan el propio tumor, el análisis de ADN tumoral no necesita una nueva biopsia. Y eso lo convierte en una opción menos invasiva, más rápida y aplicable en cualquier momento. Mientras que otros análisis inmunológicos intentan predecir cómo se comportará el cáncer en base al tipo de células que lo rodean, este test actúa como un “espía genético” que detecta el movimiento real del enemigo.

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Esto es especialmente valioso en el caso del melanoma, ya que puede permanecer inactivo durante meses antes de reaparecer de forma agresiva. Contar con una herramienta que detecte esas señales mínimas podría cambiar radicalmente la manera en que diseñamos el seguimiento de los pacientes.

Futuro clínico y retos por resolver

Aunque los resultados son prometedores, este test todavía no está disponible de forma rutinaria en los hospitales. Para que eso ocurra, los investigadores necesitan demostrar que usar esta herramienta mejora la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes. Es lo que en medicina se conoce como “utilidad clínica”.

Si los futuros estudios confirman que adaptar los tratamientos en función de los niveles de ADN tumoral realmente salva vidas, el test podría convertirse en un estándar tan común como las analíticas de sangre convencionales.

El otro reto es mejorar su sensibilidad. Actualmente, un test negativo no descarta al 100% que el cáncer vuelva. Hay que seguir perfeccionando la técnica para reducir los falsos negativos y asegurarse de que no se escapa ningún caso oculto.

Además, los costes y la infraestructura para implementar este tipo de pruebas en laboratorios clínicos deben ajustarse. Pero como ocurre con toda innovación médica, una vez se demuestra su eficacia y empieza a generalizarse, su precio disminuye y su disponibilidad aumenta.

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Más allá del melanoma

Lo más intrigante es que esta tecnología no se limita al cáncer de piel. Ya hay pruebas similares en desarrollo para cánceres de colon, mama, ovario y pulmón. En algunos casos, incluso se están explorando aplicaciones para detectar el cáncer antes de que dé síntomas, como parte de chequeos preventivos.

La posibilidad de realizar una “biopsia líquida” sin cirugía, que permita saber si un cáncer está avanzando, está en pausa o ha regresado, representa un cambio de paradigma en la medicina oncológica. Significa pasar de una medicina reactiva a una verdaderamente preventiva, en la que se pueda anticipar el problema y atacarlo antes de que crezca.

El principio de una nueva era

El análisis del ADN tumoral en sangre inaugura una nueva etapa en la guerra contra el cáncer. Una etapa en la que la vigilancia es constante, invisible pero poderosa, y donde cada célula maligna que deje rastro podrá ser detectada y combatida antes de que se convierta en amenaza.

El melanoma, con su capacidad letal y su tendencia a esconderse, es el candidato perfecto para demostrar de qué es capaz esta tecnología. Y aunque todavía quedan pasos por dar, lo que ya se ha conseguido anticipa un futuro en el que la sangre nos cuente mucho más que nuestro grupo sanguíneo o niveles de colesterol. Nos contará si el cáncer está al acecho, y nos dará tiempo para actuar.

Referencias:

  • Clinical validation of droplet digital PCR assays in detecting BRAFV600-mutant circulating tumour DNA as a prognostic biomarker in patients with resected stage III melanoma receiving adjuvant therapy (COMBI-AD): a biomarker analysis from a double-blind, randomised phase 3 trial, The Lancet Oncology (2025). DOI: 10.1016/S1470-2045(25)00139-1
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