Declaran en peligro de extinción a las abejas silvestres en Europa: su nombre aparece por primera vez en la Lista Roja, el mayor inventario global de especies amenazadas

Las abejas silvestres han sido oficialmente añadidas a la Lista Roja de especies amenazadas en Europa, advirtiendo así del riesgo de extinción de estas poblaciones que sobreviven sin ayuda humana.
Las abejas silvestres en Europa aparecen por primera vez en la Lista Roja, la base científica mundial que vigila a las especies en peligro Las abejas silvestres en Europa aparecen por primera vez en la Lista Roja, la base científica mundial que vigila a las especies en peligro
Las abejas silvestres en Europa aparecen por primera vez en la Lista Roja, la base científica mundial que vigila a las especies en peligro. Foto: Istock

Hasta ahora, las abejas silvestres eran unas grandes desconocidas. Aunque comparten especie con las abejas criadas en colmenas, su estilo de vida es radicalmente distinto. No viven en cajas de madera, no reciben tratamientos contra enfermedades y no son trasladadas de un campo a otro para polinizar cultivos. Estas abejas construyen sus nidos en huecos de árboles, muros antiguos o estructuras abandonadas, siguiendo un comportamiento heredado de millones de años de evolución. Y hoy, esas abejas están en peligro.

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Un nuevo análisis del estado de conservación de la fauna en Europa ha llevado a un reconocimiento inédito: las poblaciones silvestres de Apis mellifera han sido clasificadas como especie en peligro dentro de la Unión Europea, según la última actualización de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

La decisión, respaldada por datos recientes recopilados por un equipo internacional de científicos, llega tras años de vacío informativo y pone sobre la mesa un problema ecológico de gran alcance.

Una especie, dos destinos

A menudo se habla del declive de las abejas en términos generales, pero no todas viven las mismas amenazas ni bajo las mismas condiciones. En el caso de la abeja melífera europea, existen dos grandes grupos: las colonias gestionadas por apicultores y las que sobreviven de forma silvestre.

Las abejas de colmena han sido estudiadas ampliamente desde la crisis que comenzó en la década de 2000, cuando se detectaron pérdidas masivas en colmenas de todo el mundo. Estas abejas son vigiladas, alimentadas y tratadas por humanos, lo que las hace más visibles para la investigación y la protección. En contraste, las abejas silvestres han pasado desapercibidas durante décadas, con escasa documentación sobre su distribución, salud o viabilidad a largo plazo.

Ese vacío llevó a que, hasta hace poco, su estado fuera clasificado como “datos insuficientes”. Hoy, esa situación ha cambiado.

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Uno de los principales desafíos era determinar qué abejas pueden considerarse realmente silvestres. La especie Apis mellifera no ha sido domesticada en el sentido estricto, ya que las colonias gestionadas siguen reproduciéndose de forma natural y pueden mezclarse con poblaciones libres. Por ello, establecer una separación clara requería un nuevo enfoque.

Los expertos optaron por definir a las abejas silvestres según criterios ecológicos. Es decir, aquellas que viven sin intervención humana y mantienen su población sin la llegada constante de enjambres escapados de colmenas. Bajo esta premisa, se han identificado poblaciones estables en diferentes puntos de Europa, desde los parques naturales de Irlanda hasta las zonas rurales del norte de Italia, pasando por bosques alemanes, valles suizos y rincones urbanos inesperados.

Menos abundantes de lo que se pensaba

A pesar de estos hallazgos, la densidad de colonias silvestres en Europa es la más baja del mundo. Las cifras recopiladas muestran que, por cada decena de colmenas gestionadas, apenas se encuentra una colonia que haya sobrevivido sin ayuda humana. A esto se suman amenazas acumuladas: pérdida de hábitat, uso de pesticidas, enfermedades compartidas con las abejas de colmena y una presión constante por la hibridación genética.

Este último factor preocupa especialmente. Las abejas criadas por apicultores pueden alterar el acervo genético de las poblaciones silvestres cuando se cruzan, reduciendo su adaptación natural y su resistencia a enfermedades. La introducción masiva de reinas seleccionadas por criterios comerciales podría estar debilitando a las abejas que llevan siglos adaptándose a sus entornos locales.

Una amenaza que va más allá de las abejas

La desaparición de las abejas silvestres no es un fenómeno aislado. Forma parte de un patrón más amplio de pérdida de biodiversidad entre los polinizadores. En la última década, el número de especies de abejas amenazadas en Europa se ha duplicado. A esto se suma el aumento en el número de mariposas en peligro y la reciente inclusión de los sírfidos (otro grupo clave en la polinización) en listas de especies en riesgo.

El impacto potencial de este declive es profundo. Hasta el 90% de las plantas con flor dependen de la polinización animal para reproducirse. Las abejas silvestres, en particular, desempeñan un papel insustituible en este proceso, ya que muchas plantas se benefician de su comportamiento menos especializado y más errático en comparación con las abejas gestionadas.

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En los ecosistemas naturales, donde no hay cultivos que justifiquen la presencia de colmenas, las abejas silvestres son el único recurso de polinización. Su desaparición podría llevar al colapso de comunidades vegetales enteras, afectando a su vez a aves, mamíferos e insectos que dependen de ellas.

El reconocimiento oficial de su estado de peligro es el primer paso para protegerlas. A partir de ahora, las abejas silvestres podrían recibir atención específica en los planes de restauración de la naturaleza impulsados por la Comisión Europea, que exige a los Estados miembros revertir la pérdida de polinizadores antes de 2030.

Entre las medidas propuestas se incluyen la creación de corredores ecológicos, la limitación del número de colmenas en espacios naturales protegidos y el fomento de estructuras que sirvan como refugio para nidos naturales. También se trabaja en campañas de seguimiento ciudadano y en nuevas metodologías para rastrear colonias silvestres mediante sensores acústicos y análisis de ADN ambiental.

En paralelo, los científicos destacan la necesidad de comprender mejor cómo estas abejas logran sobrevivir sin cuidados humanos. Sus mecanismos naturales de defensa frente a parásitos y su capacidad de adaptación genética podrían ser clave para mejorar también la salud de las abejas de colmena.

Una especie común que podría volverse rara

El caso de Apis mellifera silvestre ilustra una paradoja moderna: una especie conocida, abundante y utilizada por el ser humano, pero cuyas poblaciones naturales están desapareciendo sin que la mayoría lo sepa. La confusión entre lo gestionado y lo natural ha ocultado durante años una pérdida real, que ahora sale a la luz.

El anuncio de su nueva categoría de conservación no solo redefine cómo vemos a las abejas. También plantea una pregunta urgente: si ni siquiera somos capaces de proteger a una de las especies más emblemáticas y estudiadas de la historia, ¿qué ocurre con todas las demás?

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