Revelan la identidad del naufragio más valioso del mundo gracias a monedas de oro de 1707: confirman que el galeón San José yace frente a Cartagena

Las monedas halladas en el fondo del mar Caribe revelan el itinerario perdido del galeón San José y confirman su identidad tres siglos después de su hundimiento.
Un nuevo análisis confirma la identidad del naufragio más valioso del mundo Un nuevo análisis confirma la identidad del naufragio más valioso del mundo
Un nuevo análisis confirma la identidad del naufragio más valioso del mundo. Ilustración: Samuel Scott/Wikimedia/Christian Pérez

Durante siglos, el galeón San José fue una leyenda envuelta en misterio, tragedia y tesoros ocultos. Hundido frente a las costas de Cartagena en 1708 durante un enfrentamiento naval con la flota británica, su desaparición selló el destino de una de las naves más ricas de la historia. Ahora, más de 300 años después, una investigación liderada por arqueólogos y numismáticos colombianos ha logrado arrojar nueva luz sobre este naufragio legendario, gracias a un conjunto de monedas de oro que yacen aún esparcidas en el lecho marino.

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Las monedas, conocidas como macuquinas o cobs, son fragmentos de historia forjados a golpe de martillo en las casas de moneda coloniales del virreinato del Perú. Su forma irregular, lejos de ser un defecto, es una huella de su época y de los métodos manuales con los que se acuñaban. Ahora, estos pequeños discos dorados están siendo utilizados como claves arqueológicas para identificar de forma definitiva los restos del San José y comprender mejor su papel en la maquinaria del comercio imperial español.

El naufragio más valioso de la historia

No es una exageración decir que el San José es el “santo grial” de los naufragios coloniales. Se estima que transportaba unas 200 toneladas de metales preciosos, entre oro, plata y esmeraldas, con un valor actual que podría superar los 17.000 millones de dólares. Pero más allá de su valor económico, el verdadero tesoro del San José es el conocimiento que aporta sobre las redes de intercambio, poder y dominación del imperio español en América Latina durante el siglo XVIII.

Desde su descubrimiento en 2015 por parte del gobierno colombiano, el pecio ha sido objeto de una intensa investigación interdisciplinar. Cuatro campañas no invasivas, realizadas entre 2021 y 2022, han permitido cartografiar la estructura del naufragio mediante vehículos submarinos no tripulados. Las imágenes de alta resolución captadas por estos robots han revelado decenas de monedas dispersas alrededor de la popa del barco, rodeadas por restos de artillería, vajilla, cerámica china y otros objetos cotidianos.

Las imágenes captadas por vehículos submarinos revelan monedas de oro tipo macuquina que, por sus características, corresponden al naufragio del galeón San José ocurrido en 1708
Las imágenes captadas por vehículos submarinos revelan monedas de oro tipo macuquina que por sus características corresponden al naufragio del galeón San José ocurrido en 1708 Fuente ARC DIMAR 2022Vargas Ariza et al Antiquity 2025

Monedas con mensaje: rastros de Lima, poder y fe

El estudio publicado en la revista Antiquity por Daniela Vargas Ariza y su equipo del Instituto Colombiano de Antropología e Historia ha centrado su análisis en estas monedas, acuñadas en oro y con un diámetro medio de 32,5 mm. Pese a su aspecto tosco, muestran detalles precisos que permiten ubicarlas temporal y geográficamente con notable exactitud. En el anverso aparece la cruz de Jerusalén acompañada por castillos y leones, símbolos de los reinos de Castilla y León. El reverso, aún más revelador, muestra los icónicos pilares de Hércules coronados, emergiendo sobre las olas del mar, acompañados por las letras “P.V.A.”, una abreviatura del lema imperial Plus Ultra.

El diseño de las olas y la presencia de marcas específicas —como una “L” que alude a la casa de moneda de Lima, el número 8 por su valor en escudos, y la letra “H”, correspondiente al ensayador Francisco de Hurtado— apuntan sin lugar a dudas a una emisión de 1707. De hecho, la presencia de un pequeño punto junto al número 8 en una de las monedas es una de las señas distintivas que se asocia con este funcionario del virreinato.

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Gracias a estos elementos, los investigadores han podido situar con precisión el origen de las monedas: Lima, capital del virreinato del Perú, donde en 1696 se reanudó oficialmente la acuñación de oro. El metal probablemente provenía de las minas de Huamanga o Puno, explotadas intensamente durante las primeras décadas del siglo XVIII.

El oro que cruzó el istmo de Panamá

Pero las monedas no sólo permiten saber dónde y cuándo fueron acuñadas, sino también reconstruir el itinerario del tesoro. A finales de 1707, una comitiva de comerciantes y funcionarios virreinales transportó las riquezas desde Lima hasta Puerto Perico, en la costa pacífica panameña. Desde allí, cargaron los bienes sobre mulas para cruzar el istmo y llegar hasta Portobelo, en la costa atlántica, donde se celebraba la feria comercial más importante del Caribe colonial.

Fue en ese contexto donde el galeón San José recibió el encargo de transportar a España no solo mercancías, sino también los impuestos atrasados del virreinato, el llamado quinto real. Como buque insignia de la Flota de Tierra Firme, el San José tenía el monopolio del transporte de tesoros reales. Sin embargo, su ruta fue truncada el 8 de junio de 1708, cuando una escuadra británica lo interceptó en las afueras de Cartagena. Un disparo alcanzó la santabárbara y el buque estalló, llevándose consigo a más de 600 tripulantes y su valiosa carga.

Confirmación histórica bajo el mar

Aunque la identificación del pecio como el San José ya era una hipótesis sólida desde 2015, las monedas de oro de 1707 constituyen la prueba más firme de que se trata efectivamente del famoso galeón. A diferencia de otros naufragios coloniales, este conserva una gran parte de su contexto arqueológico, lo que permite una lectura más rica de su historia.

El hallazgo también confirma el papel crucial que desempeñaban las monedas en la logística del imperio español. Las macuquinas no solo eran medio de pago, sino también símbolo de legitimidad y propaganda del poder real. Su circulación a lo largo del continente americano y su recolección como impuestos revelan una red económica de una sofisticación notable, conectando minas andinas con ferias caribeñas y palacios europeos.

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El futuro del pecio: entre la ciencia y la disputa

Hoy, el galeón San José sigue sumergido a casi 600 metros de profundidad. Colombia ha declarado el sitio como Bien de Interés Cultural de la Nación y ha optado por una estrategia conservadora: documentar, analizar y proteger antes de intervenir. No hay planes inmediatos para extraer objetos, y cualquier recuperación futura se haría con fines exclusivamente científicos y museísticos.

Sin embargo, el galeón también ha sido motivo de disputa internacional. España, en virtud del derecho marítimo, reclama el pecio por tratarse de un navío de guerra de su armada. Colombia, que no ha ratificado esa convención, defiende su soberanía sobre los restos. Mientras tanto, sectores académicos piden evitar cualquier intento de privatización del hallazgo y protegerlo como un patrimonio de valor universal.

Lo que queda claro es que, más allá del oro, el San José nos ofrece una cápsula del tiempo que permite redescubrir el mundo globalizado del siglo XVIII, sus redes comerciales, conflictos bélicos y estructuras imperiales. Y lo hace a través de pequeños fragmentos de metal que brillan como faros de memoria bajo las aguas del Caribe.

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