Arqueólogos hallan en Arabia Saudí camellos gigantes de 12.000 años tallados en riscos imposibles que revelan rutas secretas y oasis del desierto prehistórico

Un equipo internacional ha descubierto 176 grabados de animales y figuras humanas en tres yacimientos del Nefud, con herramientas y cuentas importadas del Levante que muestran cómo cazadores-recolectores prosperaron en un desierto que ocultaba lagos estacionales.
Hallan arte rupestre monumental de hace 12.800 años en el corazón del desierto saudí Hallan arte rupestre monumental de hace 12.800 años en el corazón del desierto saudí
Hallan arte rupestre monumental de hace 12.800 años en el corazón del desierto saudí. Foto: Proyecto de Arte Rupestre y Arqueología de Sahout

En el sur del desierto de Nefud, en Arabia Saudí, un grupo de arqueólogos ha descubierto una serie de paneles de arte rupestre tan monumentales como sorprendentes: camellos de tamaño real grabados hace más de 12.000 años en riscos imposibles, en medio de una de las regiones más áridas del planeta. Este hallazgo no solo llena un vacío en la historia de la Península Arábiga, sino que sugiere una ocupación humana en un momento en que se creía que nadie podía sobrevivir allí.

Cuando el desierto tenía lagos: una Arabia inesperada

La investigación, publicada recientemente en Nature Communications y dirigida por un equipo internacional de arqueólogos, ha revelado que durante la transición entre el Pleistoceno y el Holoceno, es decir, hace entre 12.800 y 11.400 años, el clima en el norte de Arabia cambió drásticamente. Aunque el entorno seguía siendo seco, aparecieron lagos estacionales que alteraron por completo el paisaje y lo convirtieron en un corredor de vida.

Estos cuerpos de agua, efímeros pero cruciales, ofrecieron una oportunidad única para que comunidades humanas —probablemente nómadas cazadoras-recolectoras— se adentraran en lo que hasta entonces había sido un territorio desolado tras la última glaciación. En lugar de huir del desierto, como se pensaba hasta ahora, estos grupos humanos encontraron refugio en él y lo marcaron con un legado artístico monumental.

Arte monumental y simbólico en la roca

El hallazgo más impactante es, sin duda, el conjunto de grabados en roca encontrados en tres yacimientos: Jebel Misma, Jebel Arnaan y Jebel Mleiha. En total, los investigadores han documentado 176 grabados —de los cuales 130 son de animales a escala real—, representando camellos, íbices, gacelas, équidos salvajes y un majestuoso uro.

Estas representaciones podrían ser coetáneas del apogeo del arte rupestre en Europa occidental
Estas representaciones podrían ser coetáneas del apogeo del arte rupestre en Europa occidental Foto Proyecto de Arte Rupestre y Arqueología de Sahout

Los camellos son los protagonistas absolutos. Grabados con gran detalle, algunos de ellos muestran señales propias de la época de celo, como el abultamiento del cuello y un pelaje más grueso, lo que sugiere que estas obras fueron creadas durante los meses fríos y húmedos del invierno. Este detalle, lejos de ser decorativo, apunta a una profunda conexión simbólica entre estos animales, el agua y el ciclo de las estaciones.

Pero lo más asombroso es la escala y ubicación de algunas de estas obras. En Jebel Misma, una de las paredes se encuentra a más de 39 metros de altura, en un risco que hoy solo puede observarse en condiciones de luz muy específicas. El trabajo de grabar allí, sin andamios, sobre superficies inclinadas, y con herramientas rudimentarias, habla no solo del talento técnico de estos artistas prehistóricos, sino también de la importancia ritual o simbólica que atribuían a su creación.

Las herramientas del arte: tecnología del Epipaleolítico

El equipo de investigación excavó varias zonas justo debajo de las rocas grabadas y encontró más de 1.200 herramientas líticas, algunas de ellas asociadas directamente con las culturas del Levante, como los conocidos «puntos El Khiam», característicos del Neolítico precerámico. También aparecieron cuentas de piedra talladas, conchas marinas perforadas y fragmentos de pigmentos minerales verdes.

Uno de los objetos más fascinantes fue una herramienta de arenisca ferruginosa con marcas de percusión, interpretada como el instrumento utilizado para grabar los camellos en la roca. Esta pieza, junto con las capas de sedimentos fechadas por métodos de luminiscencia y carbono 14, permitió datar las obras entre 12.800 y 11.400 años atrás, mucho antes de la domesticación de los camellos o la llegada de la agricultura a la región.

Lejos de ser simples expresiones artísticas, los grabados parecen formar parte de un sistema de señalización ancestral. Muchos de ellos se encuentran cerca de antiguos depósitos de agua, lo que sugiere que pudieron servir como marcadores visuales para señalar rutas, oasis o zonas de paso estacional. También podrían haber cumplido una función territorial, como símbolos de pertenencia o advertencia entre grupos humanos que compartían un entorno extremo.

Esta idea se refuerza al observar cómo las figuras están orientadas hacia el paisaje abierto y no escondidas en grietas o cuevas, como ocurre en otras culturas rupestres. Al contrario, están estratégicamente ubicadas para ser vistas desde la distancia. Algunas incluso han sido superpuestas en distintas fases, indicando una reutilización ritual o simbólica del espacio durante generaciones.

Este descubrimiento no es solo importante a nivel regional. Arabia ha sido durante milenios un puente natural entre África y Asia, pero hasta ahora, los registros arqueológicos del norte de la península mostraban un vacío cronológico tras el Último Máximo Glacial, hace unos 25.000 años. La ausencia de asentamientos datados entre entonces y el inicio del Holoceno, hace unos 10.000 años, llevaba a pensar que la zona fue abandonada.

Sin embargo, las pruebas reunidas en esta investigación —incluyendo las excavaciones en las depresiones lacustres que revelan un aumento de humedad a partir del 16.000 a.C.— demuestran que los humanos regresaron mucho antes de lo pensado. Y no solo regresaron: prosperaron, dejaron arte y desarrollaron una compleja cultura material conectada con el Levante.

¿Quiénes fueron estos artistas del desierto?

Aunque aún es pronto para saber con certeza qué grupo cultural habitó esta región en ese periodo, los hallazgos apuntan a una población que mantenía vínculos con el norte: las herramientas y ornamentos coinciden con los usados en la región del Levante, lo que sugiere una expansión hacia el sur cuando el clima empezó a suavizarse.

La similitud con las culturas natufienses y del Neolítico Precerámico no implica que se tratara del mismo grupo, pero sí revela una red de influencias e intercambios culturales mucho más amplia de lo que se pensaba. Esta comunidad del Nefud desarrolló además una expresión artística única: una tradición de arte rupestre a gran escala, naturalista y cuidadosamente ubicada en el paisaje.

Un desierto lleno de vida (y de historia)

Lo que parecía ser una tierra vacía e inhóspita entre glaciaciones, se revela ahora como un escenario clave en la historia humana. Este arte monumental en Arabia no solo nos muestra que hubo vida mucho antes de lo pensado, sino que esa vida era rica, simbólica, conectada y capaz de transformar el entorno con una visión estética y espiritual.

Gracias a la colaboración entre científicos internacionales y ciudadanos locales que reportaron los primeros hallazgos, este descubrimiento nos obliga a mirar el desierto con otros ojos: no como una barrera infranqueable, sino como un espacio de memoria, arte y supervivencia.

Referencias

  • Guagnin, M., Shipton, C., Al-Jibreen, F. et al. Monumental rock art illustrates that humans thrived in the Arabian Desert during the Pleistocene-Holocene transition. Nat Commun 16, 8249 (2025). DOI:10.1038/s41467-025-63417-y