La reinfección por SARS-CoV-2 (COVID-19) en niños duplica el riesgo de long COVID: el mayor estudio pediátrico lo confirma

Un nuevo estudio publicado en ‘The Lancet Infectious Diseases’ confirma que las reinfecciones por COVID-19 en niños y adolescentes duplican el riesgo de long COVID y sus complicaciones, como miocarditis, trombosis o fatiga crónica.
Reinfección por COVID en niños duplica el riesgo de long COVID Reinfección por COVID en niños duplica el riesgo de long COVID
Reinfección por COVID en niños duplica el riesgo de long COVID. Foto: Istock

La reinfección por SARS-CoV-2 en niños y adolescentes no es un episodio menor: según un nuevo estudio publicado en The Lancet Infectious Diseases, con datos de más de 465.000 pacientes pediátricos, cada nuevo contagio en la era ómicron aumenta de manera significativa el riesgo de desarrollar long COVID.

Un hallazgo que desmonta la idea de una COVID-19 “leve” en la infancia

Durante buena parte de la pandemia, la narrativa pública giró en torno a la supuesta levedad de la COVID-19 en la infancia. Sin embargo, este trabajo, desarrollado en el marco de la iniciativa RECOVER de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU., pone en cuestión esa percepción.

Los investigadores analizaron historiales clínicos de 40 hospitales infantiles entre enero de 2022 y octubre de 2023, periodo en el que ómicron y sus subvariantes eran predominantes. La muestra incluyó a niños y adolescentes menores de 21 años con uno o más episodios confirmados de COVID-19.

Los resultados fueron contundentes. Tras una primera infección, la tasa de diagnósticos de long COVID alcanzó unas 904 personas por millón en un periodo de seis meses. Pero esa cifra se disparó hasta 1.884 por millón en los casos de reinfección. El riesgo, en otras palabras, prácticamente se duplicaba.

“Muchos esperaban que las reinfecciones fueran más leves o con menos riesgo a largo plazo, pero encontramos incrementos en una amplia gama de condiciones, lo que desafía la idea de que los niños se recuperan rápidamente”, explicó Bingyu Zhang, autor principal del estudio y doctorando en la Universidad de Pensilvania.

Miocarditis, fatiga y arritmias: secuelas que no entienden de edades

El trabajo documenta cómo la reinfección incrementa la probabilidad de una serie de problemas multisistémicos. La miocarditis, inflamación del músculo cardíaco que puede comprometer la función del corazón, fue uno de los efectos más llamativos: los menores reinfectados eran hasta 3,6 veces más propensos a padecerla.

También se observó un aumento claro en los riesgos de trombosis y embolias, con una incidencia más del doble en los niños que atravesaban un segundo contagio. Otros problemas detectados fueron la insuficiencia renal aguda, alteraciones enzimáticas hepáticas, arritmias, dolor generalizado, deterioro cognitivo, fatiga persistente y dificultades de salud mental.

En palabras de Ravi Jhaveri, jefe de Enfermedades Infecciosas Pediátricas en el Ann & Robert H. Lurie Children’s Hospital de Chicago y coautor del estudio: “Los resultados de este estudio refuerzan uno de los argumentos más sólidos que doy a familias y médicos sobre la importancia de vacunarse: más vacunas deberían significar menos infecciones, y menos infecciones deberían traducirse en menos long COVID”.

Vacunas y prevención: la única manera de reducir el riesgo acumulado

Aunque los investigadores subrayan que la vacunación no elimina completamente la posibilidad de sufrir long COVID, sí destacan su papel indirecto. Al reducir las probabilidades de infección y reinfección, las vacunas disminuyen el riesgo acumulado de secuelas a largo plazo.

En el análisis estratificado, el incremento del riesgo tras la reinfección se mantuvo tanto en vacunados como en no vacunados, y tanto en cuadros leves como en los que cursaron con hospitalización. Esta consistencia indica que cada nueva exposición al virus conlleva un peaje adicional para la salud infantil.

Por ello, los autores remarcan la necesidad de reforzar la cobertura vacunal en la población pediátrica, que en muchos países sigue siendo baja. “Nuestros hallazgos deberían orientar la toma de decisiones clínicas, apoyar la vacunación y guiar cómo se destinan los recursos para monitorizar y cuidar a los pacientes pediátricos”, añadió Zhang.

Un esfuerzo científico sin precedentes

El estudio forma parte de la iniciativa RECOVER, un programa nacional en EE.UU. que reúne a decenas de hospitales y centros de investigación para entender los efectos a largo plazo del coronavirus. Su magnitud permitió reunir la mayor cohorte pediátrica hasta la fecha con datos estandarizados y clínicamente verificados, algo que no era posible en estudios previos basados en encuestas o muestras reducidas.

“El nivel de coordinación, intercambio de datos y análisis requiere una infraestructura masiva y un apoyo sostenido”, apuntó Yong Chen, profesor de Bioestadística en la Universidad de Pensilvania y autor senior. “Sin esta inversión, no habríamos tenido acceso a una población pediátrica tan diversa ni la capacidad de evaluar el long COVID de manera rigurosa y aplicable a distintos niveles de atención”.

Los próximos pasos del proyecto incluyen el seguimiento a largo plazo de estos pacientes, la evaluación de cómo nuevas variantes pueden modificar el riesgo y la identificación de grupos especialmente vulnerables para diseñar estrategias de protección más específicas.

Un reto de salud pública

El mensaje que sobresale de este trabajo es claro: el long COVID pediátrico existe, es más común de lo que se pensaba y empeora con las reinfecciones. Lejos de ser un problema pasajero, la enfermedad plantea interrogantes sobre el futuro de una generación que ha estado expuesta repetidamente al virus en un contexto de fatiga social y descenso de las medidas preventivas.

Para las familias, los médicos y los responsables de políticas públicas, la lección es difícil de ignorar: cada reinfección suma riesgo, incluso si el cuadro inicial parece leve. Y la mejor herramienta disponible para reducir ese riesgo sigue siendo la vacunación, junto con medidas que limiten la transmisión comunitaria cuando los repuntes sean inevitables.

Como concluye Jeffrey Morris, director de Bioestadística y coautor del estudio: “Investigar las consecuencias en salud pública del COVID, incluido el long COVID, nos ayuda a identificar qué niños son más vulnerables tras la infección y a dirigir hacia ellos los recursos necesarios para monitorizar y gestionar los efectos a largo plazo”.

Referencias

  • Zhang B, Wu Q, Jhaveri R, et al. Long COVID associated with SARS-CoV-2 reinfection among children and adolescents in the omicron era (RECOVER-EHR): a retrospective cohort study. Lancet Infect Dis. Published online September 30, 2025. doi:10.1016/S1473-3099(25)00476-1