Un análisis de ADN antiguo cambia la historia: los primeros europeos fueron de piel oscura hasta la época romana

Un estudio genético revela que la piel oscura fue la norma en Europa durante la mayor parte de la prehistoria, desmontando mitos sobre la evolución del color de piel en el continente.
Una representación artística de Lola, una niña de la Edad de Piedra, basada en análisis de ADN. La ilustración, creada por Tom Björklund, se exhibe en el Museo Lolland-Falster Una representación artística de Lola, una niña de la Edad de Piedra, basada en análisis de ADN. La ilustración, creada por Tom Björklund, se exhibe en el Museo Lolland-Falster
Una representación artística de Lola, una niña de la Edad de Piedra, basada en análisis de ADN. La ilustración, creada por Tom Björklund, se exhibe en el Museo Lolland-Falster. Ilustración: Tom Björklund

Durante décadas, la imagen predominante de los antiguos europeos ha sido la de individuos de piel clara adaptados a los fríos climas del norte. Sin embargo, un reciente estudio liderado por la Universidad de Ferrara, basado en el análisis de 348 muestras de ADN antiguo, revela una realidad mucho más compleja. Según estos hallazgos, la mayoría de los europeos conservaron una piel oscura hasta hace solo 3.000 años, mucho más tarde de lo que se pensaba.

Estos resultados, publicados en bioRxiv, muestran que los primeros europeos, descendientes de poblaciones africanas que migraron al continente hace unos 50.000 años, mantuvieron una pigmentación oscura hasta bien entrada la Edad del Hierro. Lejos de un cambio rápido y uniforme hacia pieles más claras, la evolución del color de la piel fue un proceso largo y desigual, influenciado no solo por la adaptación al clima, sino también por la dieta y la migración de nuevos grupos humanos.

Los primeros europeos: una población de piel oscura

El estudio confirma que, durante el Paleolítico, prácticamente todos los habitantes de Europa tenían piel oscura, cabello oscuro y ojos marrones. Aunque algunos genes asociados con la piel clara comenzaron a aparecer hace unos 14.000 años, estos rasgos eran esporádicos y no se volvieron comunes hasta muchos milenios después.

Uno de los casos más conocidos de un europeo con piel oscura es el “Hombre de Cheddar”, un individuo que vivió en lo que hoy es Reino Unido hace unos 10.000 años. Su ADN reveló que tenía ojos azules, pero una piel oscura, una combinación que también se ha encontrado en otros restos humanos de la época.

Este descubrimiento cambia la percepción de cómo se desarrollaron los rasgos físicos en Europa. Durante el Mesolítico, cuando los humanos vivían como cazadores-recolectores, la piel clara no era una ventaja clara en términos de supervivencia. La adaptación a climas con menor radiación ultravioleta no parecía ser un factor decisivo en la evolución de la pigmentación de la piel en este período.

El gran cambio llegó con la revolución neolítica. Hace unos 10.000 años, comunidades agrícolas procedentes de Anatolia comenzaron a expandirse por Europa, llevando consigo nuevas prácticas de cultivo y domesticación de animales. Este evento no solo transformó la forma en que vivían los europeos, sino que también influyó en su genética.

A medida que la dieta de las poblaciones europeas se volvió menos dependiente de la caza y más centrada en los cereales y productos agrícolas, disminuyó la cantidad de vitamina D disponible en los alimentos. Aquí es donde la piel clara empezó a ofrecer una ventaja. Al permitir una mayor absorción de radiación ultravioleta y, por ende, una mejor síntesis de vitamina D, la piel clara pudo haber comenzado a ser favorecida por la selección natural.

No obstante, el estudio sugiere que esta transición no fue inmediata. Incluso en la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, hace entre 5.000 y 3.000 años, una proporción significativa de la población europea todavía tenía piel oscura o intermedia. Fue solo en la Edad del Hierro cuando la piel clara se volvió predominante en gran parte del continente.

Los ojos claros llegaron primero

Uno de los aspectos más fascinantes del estudio es que los ojos claros surgieron miles de años antes de que la piel clara se volviera común. En los restos más antiguos analizados, se han encontrado individuos con ojos azules o verdes, pero piel oscura.

Este patrón sugiere que el color de los ojos evolucionó de manera independiente a la pigmentación de la piel. A diferencia de esta última, que tuvo una relación directa con la producción de vitamina D, el color de los ojos podría haber sido el resultado de selección sexual o de la aleatoriedad genética.

El hecho de que existieran individuos con piel oscura y ojos claros refuerza la idea de que la evolución de los rasgos físicos en Europa fue un proceso mucho más irregular y complejo de lo que se creía.

Hace unos 5.000 años, un nuevo grupo humano llegó a Europa desde las estepas euroasiáticas: los yamnaya. Estas poblaciones trajeron consigo no solo innovaciones tecnológicas, sino también una genética distinta. Su llegada aceleró la mezcla de poblaciones y favoreció la difusión de genes asociados con la piel clara, que finalmente se volvieron dominantes en gran parte de Europa.

El impacto de esta migración se vio reflejado en la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, cuando la piel clara, junto con rasgos como el cabello rubio, empezó a ser más común en regiones del norte y centro de Europa. Sin embargo, en muchas áreas del sur y el este del continente, los tonos de piel intermedios y oscuros siguieron siendo habituales durante mucho más tiempo.

Un mosaico de colores en la prehistoria

El estudio desmonta la idea de que la evolución del color de la piel en Europa fue un proceso uniforme y rápido. En lugar de un cambio brusco, lo que encontramos es un mosaico de pigmentaciones que variaron a lo largo del tiempo y el espacio.

Estos hallazgos no solo cambian nuestra visión de los antiguos europeos, sino que también plantean nuevas preguntas sobre cómo interactuaron factores como el clima, la dieta y la migración en la evolución de la humanidad.

La imagen de los primeros europeos con piel clara es, en gran medida, un mito moderno. En realidad, durante la mayor parte de la prehistoria, la diversidad genética y la mezcla de rasgos eran la norma, dando lugar a un pasado mucho más variado y fascinante de lo que habíamos imaginado.

Referencias:

  • Perretti S, Vizzari MT, Santos P, Tassani E, Benazzo A, Ghirotto S, Barbujani G. Inference of human pigmentation from ancient DNA by genotype likelihood. bioRxiv. Published online February 12, 2025. doi:10.1101/2025.01.29.635495
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