De los antiguos celtas a los suburbios de Estados Unidos: el sorprendente origen del truco o trato

Las actuales celebraciones de Halloween esconden tras sus disfraces y caramelos una tradición milenaria que tiene su origen en los antiguos festivales celtas.
Bruzas disfrazadas en 1910 Bruzas disfrazadas en 1910
"Brujas" disfrazadas en un retrato de Halloween en 1910. Créditos: Getty

El origen de Halloween está profundamente arraigado en la historia celta, una cultura que, hace más de dos mil años, dominaba gran parte de Europa occidental. Hoy en día, la fiesta de Halloween es conocida por sus disfraces extravagantes, decoraciones temáticas y toneladas de caramelos.

Sin embargo, la tradición de salir a pedir dulces disfrazado tiene raíces mucho más antiguas y místicas, provenientes de las celebraciones paganas celtas, particularmente del festival de Samhain. Este festival marcaba el final del verano y el inicio de un nuevo ciclo en la vida de los antiguos habitantes de las islas británicas e Irlanda.

Samhain: la raíz de la tradición

El festival de Samhain, que en gaélico significa “fin del verano”, era una festividad clave en el calendario celta. Celebrado alrededor del primero de noviembre en nuestro calendario moderno, Samhain representaba el cierre de la temporada de cosechas y el comienzo de un invierno largo y oscuro.

Los celtas creían que durante la noche que precedía a este día, el velo que separaba el mundo de los vivos y el de los muertos se volvía más delgado, lo que permitía a los espíritus cruzar al mundo de los humanos.

Este contacto con el más allá no era precisamente una celebración alegre. Se creía que las almas de los muertos vagaban por la tierra, junto con otras criaturas sobrenaturales como hadas y demonios.

Eso sí, para evitar problemas y desgracias, la gente dejaba ofrendas de comida fuera de sus hogares con el fin de apaciguar a estos seres. Esta práctica es la precursora de lo que conocemos hoy como “truco o trato”.

Además, para protegerse, los celtas adoptaron una costumbre peculiar: se disfrazaban de monstruos o criaturas sobrenaturales para confundirse entre los espíritus que rondaban la tierra y evitar ser atacados o llevados al otro lado.

La transformación cristiana: de Samhain a All Hallows’ Eve

Con la expansión del cristianismo en Europa, muchas festividades paganas fueron absorbidas y transformadas por la Iglesia católica, y Samhain no fue la excepción.

Durante los siglos VII y VIII, el Papa Gregorio III cambió la festividad de Todos los Santos, que se celebraba originalmente en mayo, al primero de noviembre. Este cambio no fue casual: la intención era asimilar la festividad celta y facilitar la conversión de los pueblos paganos a la nueva fe cristiana.

Papa Gregorio III
El Papa Gregorio III en una miniatura contenida en las Crónicas de Núremberg (Hartmann Schedel, 1493). Fuente: Wikimedia Commons

La noche previa a Todos los Santos pasó a llamarse “All Hallows’ Eve”, que más tarde evolucionaría en lo que hoy conocemos como Halloween. Aunque la celebración cristiana era más sobria, las creencias populares relacionadas con los espíritus y las criaturas de otro mundo siguieron muy presentes en la cultura popular. Las personas, particularmente en las zonas rurales de Irlanda y Escocia, continuaron con la tradición de disfrazarse, pero esta vez con una mezcla de superstición cristiana y ritos paganos.

El surgimiento del “guising” en Escocia e Irlanda

Para el siglo XVI, la costumbre de disfrazarse en la víspera de Todos los Santos, conocida como “guising”, era común en Escocia e Irlanda. Niños y adultos se vestían con trajes que emulaban a los espíritus o figuras tenebrosas y recorrían las aldeas pidiendo comida o pequeñas ofrendas, principalmente para protegerse de los posibles males que los espíritus podían traer consigo. En muchos casos, quienes realizaban estas rondas prometían orar por las almas de los seres queridos fallecidos de aquellos que les ofrecían algún regalo.

No solo los niños participaban en estas rondas, en algunas zonas de Inglaterra los adultos más pobres también recurrían a esta práctica. A cambio de recibir alimentos, ellos prometían rezar por las almas de los difuntos de las familias que los ayudaban. Esta costumbre, aunque diferente en contexto, refleja la esencia de la versión moderna del “truco o trato”: un intercambio, ya sea de dulces o de protección simbólica, entre los que piden y los que dan.

Halloween llega a Estados Unidos

Halloween no llegó a Estados Unidos hasta mediados del siglo XIX, con la masiva inmigración de irlandeses y escoceses que huían de la Gran Hambruna en sus países de origen. Trajeron consigo muchas de sus tradiciones culturales, incluido el concepto de ir de puerta en puerta pidiendo alimentos o regalos, aunque al principio esta tradición no tuvo tanto impacto en la sociedad norteamericana.

El término “trick-or-treat” (truco o trato) como tal no apareció hasta los años veinte del siglo pasado. Durante las primeras décadas del siglo XX, Halloween adquirió un carácter más travieso en Estados Unidos, y los niños empezaron a jugar bromas pesadas si no recibían algún tipo de obsequio.

Sin embargo, fue tras la Segunda Guerra Mundial, en la década de los cuarenta, cuando la práctica del truco o trato se consolidó. La razón de este cambio fue principalmente la eliminación del racionamiento de azúcar que había estado vigente durante la guerra. Con la vuelta del acceso al azúcar, la costumbre de regalar caramelos en Halloween se popularizó rápidamente.

Los suburbios en crecimiento de la posguerra proporcionaron un entorno ideal para que los niños pudieran salir a pedir dulces de manera segura. La creciente industrialización también facilitó la producción en masa de caramelos individuales y envueltos, lo que hizo que distribuir dulces fuera mucho más sencillo y menos arriesgado para los adultos. De esta manera, lo que había comenzado como una costumbre celta para apaciguar a los espíritus se transformó en una noche de diversión y dulces para millones de niños.

Como vemos, el “truco o trato” que hoy conocemos es una fusión de diversas tradiciones que han evolucionado a lo largo de los siglos. Lo que empezó como un intento de protegerse de los espíritus durante el Samhain celta, pasando por las oraciones cristianas por los difuntos, se ha convertido en una festividad centrada en los niños, los disfraces y, por supuesto, los caramelos.

No obstante, la esencia sigue siendo la misma: una noche en la que lo mundano y lo sobrenatural se entrelazan, aunque hoy en día, ese contacto se da más en los imaginarios colectivos que en la realidad.

Referencias utilizadas:

  • Joukowsky Institute for Archaeology & the Ancient World. Origins in Samhain. Consultado el 10 de septiembre de 2024
Total
0
Shares