En la madrugada del 27 de marzo de 1827, en una Viena azotada por la tormenta, el gran compositor alemán Ludwig van Beethoven se despidió de este mundo después de una larga y dolorosa enfermedad. Beethoven, que había pasado las últimas navidades postrado en la cama, sufría de ictericia, su abdomen estaba inflamado y cada aliento era un esfuerzo monumental. Su muerte, a los 56 años, fue el punto final de una vida marcada tanto por la genialidad como por el sufrimiento. A su lado, entre partituras y manuscritos, sus amigos y asociados hallaron una carta fechada 25 años atrás, en la que el compositor pedía que su enfermedad se hiciera pública. Beethoven quería que el mundo conociera el misterio de su sordera y de sus recurrentes problemas de salud.
Sin embargo, en aquella época, los medios para entender las enfermedades eran limitados, y las verdaderas causas de su sufrimiento permanecerían ocultas por casi dos siglos. Finalmente, en 2023, un equipo de científicos liderado por el bioquímico Johannes Krause del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania, decidió ahondar en el último deseo de Beethoven. Usando avanzadas técnicas de secuenciación genética, analizaron muestras de cabello auténticas del compositor, con el objetivo de esclarecer los enigmas de sus padecimientos.
Los desafíos de una vida de dolor
La vida de Beethoven estuvo marcada por problemas de salud. Aunque su obra es un testimonio a la resiliencia del espíritu humano, el compositor enfrentó desde joven dificultades físicas que impactaron su carrera y su vida personal. A los 20 años, Beethoven comenzó a notar los primeros síntomas de tinnitus, un zumbido en los oídos que progresaría a una pérdida total de audición, transformándolo en un músico sordo a la edad de 45 años, cuando su carrera aún estaba en auge.
Además de su sordera, el compositor sufría constantes dolores abdominales y ataques de diarrea que lo debilitaban. A partir de los 50 años, los médicos de la época observaron signos de enfermedades hepáticas, con episodios de ictericia que coloreaban de amarillo su piel y ojos. Estas dolencias, muchas veces atribuidas a teorías de envenenamiento por plomo, complicaron su vida de forma severa.
El estudio publicado en la revista Current Biology revela que, si bien no se encontró una explicación genética concluyente para su sordera ni para sus problemas digestivos, el análisis genético de Beethoven sí ofrece indicios importantes sobre sus problemas hepáticos y, sorprendentemente, de un posible linaje oculto.
¿Plomo, alcohol o genética?
Un análisis forense de un supuesto mechón de cabello de Beethoven en 2007 sugería que el plomo había podido jugar un papel importante en su deterioro. Sin embargo, el estudio de 2023 descartó esta teoría al confirmar que el famoso “mechón Hiller” no pertenecía a Beethoven, sino a una mujer desconocida, posiblemente de origen judío y con ascendencia del norte de África. Este hallazgo derrumba la teoría del envenenamiento por plomo y marca la autenticidad de otros cinco mechones de cabello, que sí pudieron rastrearse hasta la cabeza del compositor.
Los científicos descubrieron que Beethoven portaba una serie de variantes genéticas que lo predisponían a enfermedades hepáticas. Estas variantes, combinadas con un alto consumo de alcohol –documentado en cartas y relatos de sus contemporáneos–, hacían al compositor particularmente vulnerable a problemas hepáticos severos. Un detalle revelador en el análisis fue la detección de rastros de hepatitis B en el ADN de Beethoven. Esta infección viral, que afecta al hígado, pudo haberle acompañado durante sus últimos meses y haber acelerado el deterioro de su salud.
Este descubrimiento sugiere que Beethoven, además de tener una predisposición genética, enfrentó una carga viral que, unida a su consumo de alcohol, resultó en la cirrosis hepática que probablemente le llevó a la muerte. En el contexto de su época, la hepatitis B pudo haber sido contraída a través de procedimientos médicos o contacto cercano con otros infectados, aunque el momento exacto de contagio sigue siendo una incógnita.
El misterio de un linaje desviado
Uno de los descubrimientos más sorprendentes en el análisis genético fue el hallazgo de una discrepancia en la línea paterna de Beethoven. El equipo de investigadores comparó el ADN del compositor con el de descendientes documentados de su familia en línea paterna y descubrió que había un desajuste en los cromosomas Y, lo que indica que Beethoven y sus supuestos parientes no comparten el mismo linaje masculino. Esta variación genética apunta a un “evento de paternidad extramatrimonial”, es decir, alguien en la línea de los Beethoven tuvo un hijo fuera del matrimonio que fue criado como parte de la familia.
Este evento, que probablemente tuvo lugar entre 1572 y 1770 (en algún momento entre la concepción de Aert van Beethoven, tatarabuelo del compositor, y el nacimiento de Ludwig van Beethoven), sugiere un secreto familiar que permaneció oculto por generaciones. Este hallazgo reabre el debate sobre el linaje y la herencia en la vida de Beethoven, planteando preguntas sobre los contextos familiares y sociales que podrían haber impulsado a sus ancestros a ocultar tales eventos.
Aunque la ciencia ha avanzado notablemente en la identificación de factores genéticos para enfermedades, el estudio del ADN de Beethoven demuestra que algunos aspectos de su salud seguirán siendo un misterio. A pesar de los avances tecnológicos, no se encontraron causas genéticas concluyentes para su sordera, una condición que sigue envuelta en misterio. La sordera, que impactó profundamente su vida y obra, parece no tener origen hereditario en su caso, y podría haberse debido a otros factores ambientales o a condiciones que la genética moderna aún no puede identificar con certeza.
Para los historiadores, la investigación genética no solo ofrece pistas sobre la vida física de Beethoven, sino que también plantea nuevas interpretaciones sobre su trabajo. ¿Habría sido la misma su música sin el constante sufrimiento físico y emocional? La sordera y sus problemas de salud parecen haber sido, paradójicamente, motores de creatividad que forjaron una sensibilidad única en su obra.
Beethoven y la medicina del futuro
La secuenciación genética de figuras históricas como Beethoven plantea cuestiones éticas y científicas, pero también es una herramienta poderosa para el entendimiento de las condiciones médicas en contextos históricos. Estudios como este podrían servir en el futuro para comprender mejor cómo las enfermedades impactaron la vida de otras figuras importantes, y cómo la medicina del pasado a menudo resultó insuficiente para lidiar con males que hoy serían tratables.
El análisis del ADN de Beethoven, en última instancia, honra su último deseo: entender y compartir las causas de sus enfermedades con el mundo. Pero, además, aporta un capítulo inesperado a su historia familiar y nos recuerda que, aunque siglos nos separen de estas figuras, la ciencia tiene la capacidad de conectar pasado y presente de manera profunda.
Referencias:
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Begg TJA, Schmidt A, Kocher A, et al. Genomic analyses of hair from Ludwig van Beethoven. Curr Biol. 2023;33(8):1431-1447.e22. doi:10.1016/j.cub.2023.02.041