¿Qué pasó con Adolf Hitler, el dictador nazi que provocó la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto? ¿Se suicidó en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, como dice la versión oficial, o logró escapar y vivir bajo otra identidad en algún lugar remoto, como creen algunos? Estas preguntas han intrigado a historiadores, periodistas y al público en general durante décadas, y han dado lugar a numerosas especulaciones y teorías de la conspiración.
Sin embargo, uno de los primeros en intentar resolver el misterio fue el historiador británico Hugh Trevor-Roper (1914-2003), que en 1947 publicó el libro Los últimos días de Hitler, basado en una investigación que le encargaron los servicios secretos británicos. En su obra, Trevor-Roper reconstruyó los acontecimientos que tuvieron lugar en el búnker de la Cancillería en Berlín durante el desmoronamiento del régimen nazi y las circunstancias del suicidio de Hitler y su esposa Eva Braun.
Trevor-Roper era un experto en los siglos XVI y XVII, pero había servido como oficial de inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial. En noviembre de 1945, recibió la orden de Dick White, entonces jefe de contrainteligencia en el sector británico de Berlín, de investigar la muerte de Hitler y refutar la propaganda soviética que afirmaba que el líder nazi estaba vivo y bajo la protección de los aliados occidentales.
Para ello, Trevor-Roper entrevistó a varios testigos que habían estado presentes o cerca del búnker, como el arquitecto Albert Speer, el piloto Hanna Reitsch, el ayudante Heinz Linge o el médico Ernst-Günther Schenck. También examinó documentos supervivientes, como los testamentos político y personal de Hitler, y las declaraciones de los prisioneros alemanes capturados por los rusos y los americanos.
Con estos testimonios, Trevor-Roper pudo reconstruir los últimos días de Hitler en su búnker, desde su cumpleaños el 20 de abril hasta su suicidio el 30 del mismo mes. También describió cómo los cuerpos de Hitler y Eva Braun fueron sacados del búnker, rociados con gasolina e incinerados en un cráter de bomba. Según Trevor-Roper, no quedaba ninguna duda de que Hitler estaba muerto y no había escapado.
Sin embargo, su investigación se encontró con un obstáculo: la falta de pruebas físicas. Los restos de Hitler habían sido capturados por los soviéticos, que se negaron a compartirlos con los aliados occidentales. De hecho, Stalin mantuvo en secreto la muerte de Hitler y difundió deliberadamente la idea de que había huido a España o a Argentina. Su objetivo era sembrar la confusión y la desconfianza entre sus antiguos aliados, dando inicio a la Guerra Fría.
Trevor-Roper tuvo que basarse únicamente en las fuentes escritas y orales para elaborar su libro, que se convirtió en un éxito editorial y le dio fama internacional. Su obra fue considerada como una autoridad sobre el tema del Tercer Reich y fue traducida a varios idiomas. Sin embargo, también fue criticada por algunos historiadores por su falta de rigor metodológico y por su tono literario.
El libro de Trevor-Roper fue el primero en narrar los últimos días de Hitler, pero no el último. Con el paso del tiempo, se han publicado otras obras que han aportado nuevos datos y perspectivas sobre el final del líder nazi. Entre ellas destacan las biografías de Joachim Fest (1973), Ian Kershaw (2000) o Antony Beevor (2002). Además, en 2018 se publicó un estudio científico que confirmó, mediante el análisis de los restos dentales y craneales conservados en Moscú, que Hitler murió en Berlín en 1945.
Referencias bibliográficas:
- Brisard, J.-C., & Parshina, L. (2019). La muerte de Hitler: La investigación de la KGB publicada después de 70 años. Barcelona: Diana
- Trevor-Roper, H. (2005). Los últimos días de Hitler. Barcelona: Crítica