Durante casi siglo y medio, tres tumbas sin nombre en el cementerio de Harewood, en Virginia Occidental, guardaron un secreto familiar que parecía destinado a perderse en el tiempo: los nombres y parentescos exactos de quienes allí yacían. Pero un equipo científico ha logrado lo que parecía imposible. Combinando técnicas de ADN de última generación con una meticulosa investigación genealógica, los investigadores han desvelado no solo la identidad de los enterrados, sino también un eslabón clave en el árbol familiar del primer presidente de Estados Unidos, George Washington.
El hallazgo, publicado en la revista iScience, confirma que los restos pertenecen a dos de los sobrinos nietos del presidente y a su madre. Pero el estudio va mucho más allá: ha permitido inferir por primera vez el perfil Y-cromosómico del propio George Washington, quien no tuvo descendencia directa. Este dato, hasta ahora inalcanzable, abre nuevas puertas en la genealogía estadounidense.
Una excavación con más preguntas que respuestas
La historia comenzó en 1999, cuando se llevó a cabo una excavación en el cementerio de Harewood, una antigua propiedad de la familia Washington en Charles Town. El objetivo era localizar la tumba perdida de Samuel Washington, hermano menor de George, fallecido en 1781. Aunque se descubrieron cinco tumbas sin nombre, los análisis de la época no pudieron determinar quiénes eran los enterrados. La degradación del ADN y la contaminación bacteriana supusieron un obstáculo insalvable. Durante más de dos décadas, los huesos permanecieron catalogados pero anónimos.
Con los avances de la genética forense, un nuevo equipo decidió volver a intentarlo. Esta vez, con herramientas capaces de trabajar con fragmentos mínimos de ADN antiguo, los resultados fueron muy distintos. Las pruebas mitocondriales, autosómicas y del cromosoma Y revelaron que los tres individuos hallados eran una madre y sus dos hijos varones. Todo encajaba con los registros históricos: se trataba de Lucinda «Lucy» Payne y sus hijos George Steptoe Washington Jr. y el doctor Samuel Walter Washington, todos descendientes de Samuel Washington.
La clave para confirmar estas identidades fue la participación de un descendiente vivo: Samuel Walter Washington, actual propietario de la finca Harewood y tataranieto del doctor Samuel Walter Washington. Su colaboración permitió comparar directamente el ADN moderno con los restos históricos, aplicando un panel de más de 95.000 SNPs (variaciones genéticas) y técnicas de hibridación que se utilizan habitualmente con restos arqueológicos o de soldados desaparecidos en conflictos bélicos.
Gracias a la comparación con el ADN de este descendiente, los científicos no solo validaron los lazos familiares, sino que también lograron distinguir entre los dos hermanos varones, algo imposible mediante análisis mitocondriales o del cromosoma Y, ya que ambos compartían las mismas secuencias. Lo que permitió diferenciarlos fue el grado de parentesco con el familiar vivo: uno era bisabuelo, el otro, tío-bisabuelo. La diferencia en el porcentaje de ADN compartido, influida además por matrimonios entre primos dentro del linaje Washington, resultó decisiva.
Reconstruyendo el linaje de George Washington
Uno de los logros más notables de la investigación es la reconstrucción del haplotipo del cromosoma Y de George Washington. Aunque no tuvo hijos, los datos genéticos obtenidos de sus sobrinos nietos permitieron deducir su perfil patrilineal. Se determinó que el linaje masculino de los Washington pertenece al grupo R-BY32422, una subrama del ampliamente extendido haplogrupo R1b.
Este perfil no solo tiene valor histórico. También puede ser útil para aclarar dudas genealógicas entre los miles de estadounidenses que llevan el apellido Washington pero desconocen si existe un vínculo genético real con el presidente. De hecho, ya se han encontrado coincidencias exactas en bases de datos como FamilyTreeDNA, donde se identificó un perfil idéntico al del doctor Samuel Walter Washington.
Lo que el ADN no pudo resolver
Pese a todos estos avances, la tumba de Samuel Washington, el hermano del presidente, sigue sin aparecer. A día de hoy, no se ha identificado ningún resto compatible con él entre los enterramientos encontrados en Harewood. Algunos expertos creen que pudo haber sido exhumado en el siglo XIX y trasladado sin que quedaran registros claros. Su paradero, por ahora, sigue siendo un misterio.
Aun así, este estudio demuestra cómo la ciencia puede rescatar historias personales del olvido, incluso cuando los restos llevan más de un siglo enterrados y apenas quedan huesos o dientes. La combinación de genealogía, historia y genética ha permitido reconstruir un fragmento íntimo del pasado de Estados Unidos, ofreciendo una visión inesperadamente humana del legado de su primer presidente.
Y es que, aunque George Washington descansa desde hace más de 200 años en su mausoleo de mármol en Mount Vernon, su herencia familiar aún guarda secretos. Secretos que, poco a poco, la ciencia está empezando a revelar.
Referencias
- Cavagnino C, Runfeldt G, Sager M, et al. Unearthing who and Y at Harewood Cemetery and inference of George Washington’s Y-chromosomal haplotype. iScience. 2024;27(4):109353. Published 2024 Mar 28. doi:10.1016/j.isci.2024.109353