Desclasifican 10.000 archivos del asesinato de RFK: cartas personales, testimonios olvidados y detalles que reabren el caso tras 56 años

Más de medio siglo después, nuevos documentos desclasificados reabren el debate sobre quién mató realmente a Robert F. Kennedy en 1968.
Más de 10.000 páginas inéditas arrojan nuevas luces, sombras y teorías sobre uno de los crímenes políticos más impactantes del siglo XX Más de 10.000 páginas inéditas arrojan nuevas luces, sombras y teorías sobre uno de los crímenes políticos más impactantes del siglo XX
Más de 10.000 páginas inéditas arrojan nuevas luces, sombras y teorías sobre uno de los crímenes políticos más impactantes del siglo XX. Foto: Wikimedia/Christian Pérez

El 5 de junio de 1968, el corazón de Estados Unidos se paralizó. Robert F. Kennedy, senador por Nueva York y candidato demócrata a la presidencia, fue abatido a tiros en los pasillos del Hotel Ambassador de Los Ángeles, tan solo minutos después de celebrar su victoria en las primarias de California. Medio siglo después, la herida sigue abierta. Y ahora, con la reciente desclasificación de miles de páginas de documentos gubernamentales, el eco de aquella noche trágica resurge con una fuerza inesperada.

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El gobierno estadounidense ha hecho pública una primera tanda de más de 10.000 páginas relacionadas con el asesinato de RFK. Estas incluyen notas manuscritas del presunto asesino, Sirhan Sirhan; informes del FBI; entrevistas con testigos; fotografías del crimen; reacciones ciudadanas; e incluso valoraciones psicológicas que dibujan un retrato inquietante de los días previos al atentado. La liberación de estos documentos, impulsada por una orden ejecutiva del expresidente Donald Trump y respaldada por Robert F. Kennedy Jr., ha reabierto uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Estados Unidos. Pero, sobre todo, ha reavivado una pregunta que nunca terminó de apagarse: ¿realmente Sirhan Sirhan actuó solo?

Las sombras persistentes de una investigación oficial

Aunque Sirhan fue detenido en el lugar de los hechos y posteriormente condenado por asesinato en primer grado (de hecho, admitió haber asesinado al senador), muchos detalles del caso nunca dejaron de ser motivo de controversia. Las declaraciones contradictorias de testigos, la supuesta presencia de más balas de las que podía disparar el arma de Sirhan, y las extrañas lagunas en la memoria del acusado contribuyeron desde el principio a alimentar sospechas de que algo no cuadraba.

Ahora, los documentos recién liberados muestran que algunas de esas dudas no eran meras teorías conspirativas de aficionados. Entre las páginas escaneadas, aparecen testimonios sobre una misteriosa mujer vestida con un vestido de lunares, descrita por varios testigos como acompañante de Sirhan en el hotel. Algunos dijeron haberla oído gritar “¡Lo hemos hecho!” mientras huía del lugar. A pesar de la insistencia de los investigadores de la época en restar importancia a esta pista, el personaje de la mujer del vestido de lunares se ha convertido con los años en un símbolo de las incógnitas del caso.

También se han recuperado valoraciones psicológicas del propio Sirhan que, más allá de su contenido clínico, resultan estremecedoras. Un informe detalla un accidente ecuestre en 1966 tras el cual su comportamiento habría cambiado drásticamente. En otras notas, Sirhan deja por escrito su obsesión creciente con la figura de RFK, al que compara con su hermano asesinado, John F. Kennedy. Este tipo de materiales refuerzan tanto la narrativa del asesino solitario perturbado como la posibilidad de que fuera manipulado o utilizado como peón en una trama más compleja.

El contexto político de una década convulsa

La década de 1960 fue una era marcada por la agitación política, el conflicto en Vietnam, los movimientos por los derechos civiles y una sucesión de asesinatos que dejaron al país sumido en el desconcierto. En un intervalo de apenas cinco años, Estados Unidos perdió al presidente John F. Kennedy, al líder afroamericano Martin Luther King Jr. y al propio Robert F. Kennedy. Tres figuras que, con sus diferencias, representaban un cierto idealismo progresista que terminó abruptamente a balazos.

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RFK se había convertido en el heredero simbólico de su hermano. Tras su paso como fiscal general y senador, su carisma, discurso humanista y firme oposición a la guerra de Vietnam le habían consolidado como una de las pocas esperanzas reales de cambio para una sociedad fracturada. Su candidatura presidencial en 1968 no solo era viable: parecía imparable.

Por eso, su asesinato no solo fue una tragedia personal o familiar, sino un punto de inflexión histórico. Con su muerte, muchos analistas consideran que se desvaneció una alternativa política que podría haber alterado profundamente el rumbo del país.

El controvertido papel de Sirhan Sirhan

Sirhan Sirhan, joven de origen palestino y criado en Estados Unidos, fue arrestado en el acto con el arma homicida en la mano. Según la versión oficial, el motivo del crimen era el apoyo de RFK a Israel, expresado en discursos durante su campaña. Sin embargo, Sirhan ofreció declaraciones erráticas durante el juicio, y con el paso del tiempo ha negado incluso recordar lo ocurrido.

Los documentos recientemente desclasificados incluyen notas personales suyas que reflejan una mezcla de odio político y desorientación mental. Frases como “debe ser eliminado” o “se convertirá en mártir como su hermano” aparecen escritas a mano en sobres, papeles sueltos y cuadernos. No obstante, la autenticidad de estos mensajes y su relación directa con el asesinato no han sido siempre claras.

También se encuentran informes de entrevistas con vecinos, amigos y antiguos compañeros de trabajo, quienes lo describían como una persona amable pero emocionalmente inestable, influenciable y propensa a cambios de humor bruscos. Algunos incluso mencionan su inclinación hacia prácticas místicas y esotéricas, lo que ha llevado a especular con la posibilidad de que hubiera sido sugestionado o hipnotizado por terceros.

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Una revisión que llega con décadas de retraso

A diferencia de los asesinatos de JFK o Martin Luther King, el caso de RFK fue investigado principalmente por las autoridades locales de Los Ángeles. Esto hizo que durante décadas una gran parte de los archivos federales quedara fuera del alcance público. La actual publicación de archivos por parte del gobierno federal, con implicación de organismos como la CIA, el FBI y el Departamento de Justicia, abre una nueva etapa en la comprensión del crimen.

Los analistas aún no se ponen de acuerdo sobre si estos documentos contienen revelaciones decisivas. Algunos consideran que simplemente reafirman lo ya conocido, aunque con más detalle. Otros creen que las nuevas pruebas podrían demostrar inconsistencias en la versión oficial o incluso apuntar a encubrimientos deliberados.

Más de 50.000 páginas adicionales podrían estar en camino, según ha adelantado la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, lo que podría aportar aún más piezas a este complejo rompecabezas histórico.

La batalla por la memoria y el papel de RFK Jr.

Uno de los aspectos más llamativos de esta reapertura ha sido la implicación directa de Robert F. Kennedy Jr., hijo del senador asesinado y actual secretario de Salud y Servicios Humanos. A diferencia de muchos de sus hermanos, Kennedy Jr. ha expresado públicamente sus dudas sobre la culpabilidad de Sirhan y ha abogado en varias ocasiones por su puesta en libertad.

En 2021, incluso visitó a Sirhan en prisión y apoyó su solicitud de libertad condicional, lo que generó gran controversia tanto dentro como fuera del entorno familiar. Kennedy Jr. considera que el proceso judicial fue defectuoso y que su padre podría haber sido víctima de una conspiración mayor, con intereses y actores aún no revelados.

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Este posicionamiento desafía décadas de consenso y pone en el centro del debate el derecho a la verdad, no solo para la familia Kennedy, sino para una nación que nunca ha cerrado del todo ese capítulo de su historia.

¿Una nueva narrativa para la historia reciente?

La liberación de estos archivos no solo responde a un deseo de transparencia. También plantea preguntas incómodas sobre cómo se construye la memoria histórica y hasta qué punto la verdad puede estar condicionada por intereses políticos.

Para muchos ciudadanos, el acceso libre a estos documentos es una forma de recuperar la confianza en las instituciones. Para otros, representa una oportunidad de revisar con nuevos ojos hechos que durante demasiado tiempo fueron presentados como cerrados, incuestionables. En el caso de Robert F. Kennedy, la reapertura del caso podría significar una revisión profunda de la narrativa oficial y el inicio de un nuevo debate sobre el papel de las agencias gubernamentales en las grandes tragedias nacionales.

A más de 55 años de su muerte, Robert F. Kennedy sigue siendo una figura que encarna las promesas truncadas de una América distinta. Su vida, su legado y su trágico final siguen siendo materia viva para la historia, y los documentos que hoy ven la luz podrían cambiar, al fin, lo que creíamos saber.

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