¿De dónde vinieron realmente los dinosaurios? Una nueva teoría revolucionaria reescribe su origen: podrían haber surgido en las zonas tropicales de Gondwana hace más de 230 millones de años

Una investigación pionera reabre el debate sobre los orígenes de los dinosaurios, sugiriendo que no surgieron en el sur de Gondwana, como se pensaba, sino en sus regiones tropicales, mucho más cálidas y enigmáticas.
Una investigación pionera reabre el debate sobre los orígenes de los dinosaurios Una investigación pionera reabre el debate sobre los orígenes de los dinosaurios
Una investigación pionera reabre el debate sobre los orígenes de los dinosaurios. Ilustración artística. Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez

Durante décadas, los libros de paleontología han apuntado a lo que hoy conocemos como Argentina, Brasil o Zimbabue como el lugar de nacimiento de los primeros dinosaurios. Los fósiles más antiguos de estas criaturas colosales, datados en torno a los 230 millones de años, fueron hallados en estas regiones del sur del supercontinente Gondwana, lo que llevó a la mayoría de los expertos a situar ahí su origen.

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Pero una nueva investigación liderada por Joel Heath, del University College London, ha sacudido los cimientos de esta narrativa. Publicada recientemente en Current Biology y respaldada por el Natural History Museum de Londres, la nota de prensa oficial del estudio propone un giro radical: los dinosaurios podrían haber nacido en zonas de baja latitud, cerca del ecuador, en regiones que hoy corresponden al Amazonas, el Congo o el desierto del Sahara.

Este sorprendente cambio de escenario se apoya en una revisión profunda de los datos fósiles existentes. El estudio no solo considera dónde se han encontrado fósiles, sino —y aquí radica su innovación— dónde no se han encontrado y por qué. Y es que, según los autores, lo que parece ausencia de fósiles podría ser simplemente una cuestión de invisibilidad causada por el entorno o, más preocupante aún, por la falta de investigaciones sistemáticas en ciertas regiones del mundo.

El dilema de los vacíos fósiles

Las zonas tropicales, como el norte de Sudamérica y buena parte del África ecuatorial, han sido notablemente esquivas en cuanto a descubrimientos de fósiles de dinosaurios. Esto no significa necesariamente que no existan restos allí. Según el equipo liderado por Heath, podrían estar enterrados bajo densas selvas o en regiones desérticas de difícil acceso, donde factores como la inestabilidad política, la falta de financiación o simplemente las condiciones climáticas extremas han dificultado su exploración.

Uno de los aspectos más llamativos del estudio es su tratamiento del vacío evolutivo que rodea a los ornitisquios, uno de los tres grandes grupos de dinosaurios. Aunque aparecen en el registro fósil a partir del Jurásico, su linaje debió haber surgido mucho antes. Para resolver esta incógnita, los investigadores optaron por incluir a los silesáuridos —parientes cercanos de los dinosaurios— dentro del árbol genealógico de los ornitisquios, lo que llena ese vacío con una lógica evolutiva convincente y al mismo tiempo fortalece la hipótesis del origen tropical.

Contrario a la imagen popular de criaturas gigantescas desde sus primeros pasos evolutivos, los dinosaurios más antiguos eran pequeños, de proporciones similares a un pollo o un perro actual. Caminaban sobre dos patas y, en muchos casos, eran omnívoros. Lo extraordinario es que estos primeros representantes del linaje no surgieron en ambientes templados, sino en ecosistemas áridos, calurosos y desérticos, similares a las sabanas o desiertos actuales.

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Reconstrucción del supercontinente Pange
Reconstrucción del supercontinente Pangea hace unos 230 millones de años cuando todas las masas terrestres estaban unidas En su franja tropical al oeste de Gondwana podrían haber surgido los primeros dinosaurios según una nueva teoría revolucionaria Foto IstockChristian Pérez

Este hallazgo es crucial porque sugiere que los dinosaurios no solo eran resilientes, sino que ya desde sus orígenes estaban bien adaptados a condiciones extremas. Esta capacidad de supervivencia habría sido clave para su posterior expansión por todo el supercontinente de Pangea y su consolidación como el grupo dominante de vertebrados terrestres durante más de 160 millones de años.

Además, el estudio también apunta que otros grupos como los pseudosuquios (antepasados de los cocodrilos) y los pterosaurios (los primeros reptiles voladores) podrían haber tenido orígenes similares en estas latitudes bajas. Es decir, la radiación evolutiva de los arcosaurios, el grupo al que pertenecen todos estos reptiles, habría tenido un punto de partida común en los trópicos post-extinción pérmica, hace unos 252 millones de años.

Implicaciones y lo que aún queda por descubrir

Más allá de reformular dónde surgieron los dinosaurios, el estudio liderado por Heath plantea una reflexión profunda sobre los sesgos en paleontología. No solo importa lo que se encuentra, sino también lo que no se encuentra y por qué. Las regiones mejor estudiadas han sido tradicionalmente aquellas más accesibles y políticamente estables, lo que deja enormes lagunas de conocimiento sobre territorios menos explorados.

Además, este tipo de investigaciones pone de relieve la importancia de incorporar factores como el clima, la geografía y las barreras naturales en los modelos evolutivos. El equipo utilizó técnicas de modelado paleobiogeográfico que integran estos elementos junto con el análisis filogenético, generando una imagen más completa y matizada de la dispersión de los dinosaurios y sus parientes a través del tiempo y el espacio.

En última instancia, este nuevo enfoque podría orientar futuras expediciones paleontológicas hacia regiones tropicales poco exploradas. Quizás, enterrados bajo capas de vegetación en la Amazonía o en los suelos áridos del Sahel, reposen los fósiles que terminen de confirmar esta intrigante teoría.

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Una historia en revisión constante

La historia del origen de los dinosaurios está lejos de ser un relato cerrado. Lo que parecía una certeza —su aparición en el sur de Gondwana— podría ser solo un fragmento visible de una narrativa mucho más compleja, oculta bajo los pliegues del tiempo y del suelo.

Este estudio, más que una conclusión definitiva, es una invitación a mirar con nuevos ojos tanto lo que se ha descubierto como lo que aún queda por descubrir. Porque, como ocurre tantas veces en la Historia, a veces las respuestas están justo donde nadie había pensado mirar: en los márgenes, en las zonas olvidadas, en lo que aún permanece invisible.

Referencias:

  • Heath JA, Cooper N, Upchurch P, Mannion PD. Accounting for sampling heterogeneity suggests a low paleolatitude origin for dinosaurs. Curr Biol. 2025;35(5):941-953. DOI: 10.1016/j.cub.2024.12.053
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