En el corazón de la región de Pilbara, en el oeste de Australia, un grupo de geólogos ha identificado lo que se considera el cráter de impacto más antiguo jamás encontrado en la Tierra. Con una edad estimada de 3.470 millones de años, este colosal vestigio de una colisión cósmica reescribe la historia de los primeros mil millones de años de nuestro planeta y podría ofrecer pistas sobre cómo se formaron los continentes y, tal vez, cómo surgió la vida.
El descubrimiento, publicado en la revista Nature Communications por un equipo de la Curtin University, ha sido recibido con gran interés por la comunidad científica. Hasta ahora, el cráter más antiguo que se conocía era el de Yarrabubba, también en Australia, con 2.230 millones de años. Este nuevo hallazgo lo supera por más de 1.200 millones de años, un salto temporal impresionante en la cronología de impactos que han moldeado la superficie terrestre.
Un impacto en la infancia de la Tierra
Para entender la magnitud de este hallazgo, hay que trasladarse a un periodo en el que la Tierra era un mundo radicalmente distinto al actual. Hace 3.470 millones de años, nuestro planeta tenía una corteza en formación, la actividad volcánica era intensa y la atmósfera carecía de oxígeno libre. En ese contexto, un meteorito de varios kilómetros de diámetro se estrelló contra lo que hoy es el norte de Australia, dejando una marca imborrable en la historia geológica.
El cráter, que en su momento habría tenido más de 100 kilómetros de diámetro, ya no es visible en su forma original. La erosión y los procesos geológicos han ido borrando sus huellas, pero los científicos han logrado identificarlo gracias a la presencia de unas estructuras rocosas con patrones cónicos que solo se forman bajo el impacto de una onda de choque extrema, como la producida por un meteorito al golpear la Tierra.
La zona de impacto, conocida como North Pole Dome, se encuentra cerca de Marble Bar, un lugar famoso por contener algunas de las rocas más antiguas del planeta. Durante décadas, los geólogos han explorado esta región en busca de pistas sobre los primeros capítulos de la historia terrestre, y este descubrimiento representa una de las pruebas más sólidas de que los impactos meteoríticos jugaron un papel crucial en la evolución del planeta.

¿Cómo afectó este impacto a la evolución de la Tierra?
Más allá del impacto en sí, los investigadores creen que eventos como este pudieron haber influido en la formación de los primeros continentes y en la evolución temprana de la vida. Los cráteres de impacto no solo generan destrucción, sino que también pueden crear hábitats favorables para los microorganismos. La energía liberada por la colisión pudo haber generado sistemas hidrotermales, similares a los que hoy existen en los fondos oceánicos, proporcionando un entorno adecuado para la química prebiótica.
Los científicos también plantean que impactos de esta magnitud pudieron haber contribuido a la dinámica de las placas tectónicas. La enorme energía liberada en la colisión habría provocado un movimiento significativo en la corteza terrestre, facilitando procesos como la subducción y la formación de cratones, las estructuras geológicas que sirvieron de base para los continentes.
Si esta hipótesis es correcta, los meteoritos no solo habrían influido en la evolución de la vida, sino también en la configuración del planeta tal y como lo conocemos. Esto refuerza la idea de que, en sus primeros tiempos, la Tierra era un mundo marcado por la constante llegada de cuerpos celestes, en un bombardeo que también afectó a la Luna y otros planetas del sistema solar.
La importancia de encontrar más cráteres antiguos
El hallazgo de este cráter plantea una gran incógnita: si los impactos eran tan frecuentes en la Tierra primitiva, ¿por qué no se han encontrado más cráteres de esta época? La respuesta puede estar en la dinámica del planeta. A diferencia de la Luna, que ha conservado su registro de impactos casi intacto, la Tierra es un mundo geológicamente activo. La erosión, la tectónica de placas y el vulcanismo han borrado la mayoría de las huellas de aquellos impactos.
Sin embargo, los investigadores creen que hay más cráteres por descubrir. Este nuevo hallazgo demuestra que las pruebas pueden estar ocultas en las formaciones rocosas más antiguas, esperando ser identificadas. A medida que avanza la tecnología y mejoran las técnicas de análisis geológico, es posible que en los próximos años se descubran más evidencias de los impactos que moldearon la Tierra primitiva.
Este descubrimiento es un recordatorio de que la historia de nuestro planeta está escrita en las rocas y que cada nuevo hallazgo puede cambiar nuestra comprensión del pasado. Con cada cráter identificado, nos acercamos un poco más a entender cómo se formó la Tierra y qué papel jugaron los meteoritos en el origen de la vida.
Referencias:
- Kirkland, C.L., Johnson, T.E., Kaempf, J. et al. A Paleoarchaean impact crater in the Pilbara Craton, Western Australia. Nat Commun 16, 2224 (2025). doi:10.1038/s41467-025-57558-3