Los trasplantes de órganos son procedimientos médicos que consisten en reemplazar un órgano dañado o enfermo por otro sano, procedente de un donante vivo o fallecido. Estos trasplantes pueden salvar la vida de personas que sufren de insuficiencia renal, cardíaca, hepática, pulmonar o de otras afecciones graves.
Sin embargo, los trasplantes de órganos no son una invención reciente, sino que tienen una larga y fascinante historia que se remonta a la antigüedad.
Los primeros intentos de trasplantes en la mitología y la medicina antigua
Las primeras referencias a los trasplantes de órganos se encuentran en los mitos de las antiguas civilizaciones griega, romana y china, que narran historias fantásticas de trasplantes realizados por dioses y sanadores, a menudo involucrando cadáveres o animales.
Por ejemplo, el mito griego de Prometeo cuenta que este titán robó el fuego a los dioses y lo entregó a los humanos, pero fue castigado por Zeus, que le envió un águila para que le devorara el hígado cada día. Prometeo fue salvado por Heracles, que mató al águila y le trasplantó el hígado de un gigante.
Estos relatos son considerados apócrifos, pero es probable que hacia el 800 a.C. los médicos indios ya hubieran comenzado a injertar piel de una parte del cuerpo a otra para reparar heridas y quemaduras. Esta técnica se perfeccionó a lo largo de los siglos y se difundió por otras regiones, como Egipto, Persia y Arabia.
En el siglo XVI, el cirujano italiano Gasparo Tagliacozzi, considerado a veces como el padre de la cirugía plástica, reconstruyó narices y orejas usando piel de los brazos de los pacientes. Él descubrió que la piel de un donante diferente solía causar el fracaso del procedimiento, observando la respuesta inmune que sus sucesores reconocerían como rechazo al trasplante.
Los primeros trasplantes de órganos internos: de los animales a los humanos
Los primeros trasplantes de órganos internos se realizaron en el siglo XIX, cuando los médicos europeos intentaron salvar a pacientes que morían de insuficiencia renal trasplantándoles riñones de varios animales, como monos, cerdos y cabras. Ninguno de los receptores vivió más de unos días.
El primer trasplante de un órgano humano se llevó a cabo en 1933, cuando el médico ucraniano Yurii Voronoy trasplantó un riñón de un donante fallecido. El receptor murió poco después como resultado del rechazo.
En las décadas siguientes, se realizaron varios avances científicos que hicieron posible los trasplantes exitosos de órganos humanos. El cirujano francés Alexis Carrell desarrolló métodos para conectar los vasos sanguíneos y realizó trasplantes de riñón en perros. Él recibió el Premio Nobel por su trabajo en el campo. También trabajó con el aviador Charles Lindbergh para inventar un dispositivo para mantener los órganos viables fuera del cuerpo, un precursor del corazón artificial.
El primer trasplante de un órgano humano se llevó a cabo en 1933, cuando el médico ucraniano Yurii Voronoy trasplantó un riñón de un donante fallecido.
En 1954, un equipo de médicos del Hospital Peter Bent Brigham de Boston realizó el primer trasplante de riñón exitoso entre humanos, usando un órgano de Ronald Herrick, un gemelo idéntico de su hermano Richard, que sufría de insuficiencia renal. Como donante y receptor eran genéticamente idénticos, el procedimiento tuvo éxito.
El inmunólogo británico Peter Medawar, que había estudiado el papel de la inmunosupresión en los fracasos de los trasplantes, recibió el Premio Nobel por su descubrimiento de la tolerancia inmunológica adquirida. Poco después, se desarrollaron fármacos anti-rechazo que permitieron a los pacientes recibir órganos de donantes no idénticos.
Los trasplantes de órganos en la era moderna: de los hitos a los desafíos
En la segunda mitad del siglo XX, se realizaron los primeros trasplantes exitosos de pulmón, páncreas, hígado y corazón. En 1967, el mundo se maravilló cuando el cirujano sudafricano Christiaan Barnard reemplazó el corazón enfermo del dentista Louis Washkansky por el de una joven víctima de un accidente. Aunque los fármacos anti-rechazo impidieron el rechazo, Washkansky murió de neumonía 18 días después.
A medida que los trasplantes se volvieron menos arriesgados y más frecuentes, surgieron nuevos desafíos éticos y logísticos. El principal de ellos era la escasez de órganos disponibles para los pacientes que los necesitaban.
En 1984, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Nacional de Trasplantes de Órganos para supervisar los aspectos éticos y abordar la escasez de órganos del país. La ley estableció un registro centralizado para el emparejamiento y la colocación de órganos, al tiempo que prohibía la venta de órganos humanos. Actualmente, más de 100.000 personas están en la lista de espera nacional.
Para aumentar el número de donantes y receptores compatibles, se han desarrollado métodos innovadores, como las cadenas de trasplantes en dominó, que consisten en emparejar a donantes dispuestos que son genéticamente incompatibles con sus receptores elegidos con extraños; a cambio, sus seres queridos reciben órganos de otros donantes de la cadena. También se han realizado trasplantes de cara y de manos, que plantean cuestiones de identidad y de aceptación psicológica.
Los trasplantes de órganos son una de las mayores hazañas de la medicina moderna, que han mejorado y salvado la vida de millones de personas. Sin embargo, todavía quedan muchos retos por superar, como la escasez de órganos, el rechazo, las infecciones, los efectos secundarios de los fármacos y los dilemas éticos.
La investigación continúa buscando soluciones, como el uso de órganos artificiales, de células madre o de animales modificados genéticamente. El futuro de los trasplantes de órganos es prometedor, pero también complejo.